viernes, 28 de marzo de 2014

LLoviendo lágrimas de ensueño

En un rincón del paisaje,
habrá un zagal cantando en el paraíso entre muros, cuando
los párpados se ciñan con el violento jacinto de la noche
de tritones coronados en mármoles sin vida.  Y sin paredes.

Las gotas del invierno sobre el asfalto
son víboras del coral en la
alta madrugada, en el
vientre de la playa mientras
sajan el aire desnudo de la rosa temprana
cuando en el labio de besar la muerte
tengo pétalos manchados de alquitrán.

Entonces las ruinas del edificio
con el cálido manto transparente
romperán su voz amarga en la
noche de lamentos.

En las ascuas de cobre
con casta luz
vivo y muero en la decoración
con un batido de limón chorreando
sobre la mesa, interior.